martes, 14 de julio de 2009

Recitados Gauchescos, Relatos y Milongas camperas.

El Mesías se acerca

El obrero, el camarada

hace siglos que vigila,

y se gasta la pupila

divisando al redentor;

Redentor que nunca llega,

porque lo busca por fuera,

y el Redentor que él espera

radica en su yo interior.

Desde el yunque, del volante,

del andamio y la mancera,

por la larga carretera

de la maquina de hilar,

divisa a los cuatro vientos

el esclavo del salario,

al Mesías milenario

que tanto tarda en llegar.

El Mesías que tú aguardas,

a lo ancho, arriba y abajo,

está en tu mismo trabajo,

en tu sola voluntad;

lo tienes entre tus manos,

en tu sentimiento mismo,

encerrado en tu egoísmo,

añora su libertad.

Tú que cotidianamente

impulsas las maquinarias,

y tus manos proletarias

renuevan la producción;

el Mesías que reclamas

contigo está en todo instante,

en tu brazo fecundante

y en tu fraternal unión.

Si a ti te explota y te oprime

el Capital y el Estado,

es porque no has encontrado

el Mesías en tu ser;

el día que lo descubras

en el andar de la vida,

caerá quebrada y vencida

la injusticia del poder.

Cuando venga a confrontarme

el que ayer no me atendía,

con la profunda alegría

de hallar un amigo en mí;

y que sin lugar a dudas

me ayunte a tu sentimiento

con el real convencimiento

de hallar un hermano en ti.

Cuando cantando y sonriente

por el pan de cada día,

partamos en compañía

a cumplir con el deber;

y volvamos convencidos

de que hemos puesto de pleno

lo que en tu ser hay de bueno

y lo bueno de mi ser.

Cuando encuentres en ti mismo

el hombre civilizado,

y te sepas encumbrado

para como hombre vivir;

hermano en el yunque,

abrigo en el desabrigo,

en todo instante el amigo

justo para compartir.

Cuando borres de la mente

el ¡quiero más! Y el orgullo,

y solo gastes lo tuyo,

lo que es tuyo y nada más,

y comprendas a conciencia,

en forma clara y genuina,

que tu libertad termina

donde empiezan las demás.

Justo es que tanto buscarte

del alma en lo más adentro,

llegues al feliz encuentro

de la libertad moral;

te sentirás un ser libre

dentro de la tiranía,

y obrarás con toda hombría

por sobre del bien y el mal.


Autor: Martín Castro



Este es el simple relato de Don Martín Castro, nacido en el pueblo de Merlo el 16 Febrero de 1886, Don Martín Castro quedo huérfano allá por el año 1900, desde ese entonces erró por todos los ranchos de la zona, de agregado, de protegido, comprendió como era el alma de la gente, para los habitantes de esos tiempos el era el conchabado sin sueldo, un gauchito cualquiera.
Castro llegó a mozo sin conocer las cinco primeras letras del alfabeto, quizá aprendió más en el andar por la vida, que en los libros, pero no pudo desconocer que por medio de las letras se podía comunicar con el pueblo.

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